lunes, 29 de julio de 2013

EL SEXO MAL UITLIZADO... MATA


 
ADICCIÓN SEXUAL O ADICCION MENTAL A LA LUJURIA

Cuando oímos  estas dos palabras vienen a nuestra mente las más variadas ideas, sin embargo el común denominador, es pensar en una especie de ser humano insensible y capaz de cometer las más variadas e inimaginables transgresiones a la ley. Pensamos en   individuos perturbados mentalmente,  y sin cuestionarnos siquiera que éstos son seres humanos que padecen de una enfermedad adictiva. Realmente es difícil que pensemos que un adicto al sexo no es más que un ser humano que sufre y que padece de una enfermedad que puede ser progresiva y fatal y que las manifestaciones no son invariables en todos y todas.

La Adiccion es el uso de una sustancia o actividad, con el propósito de disminuir el sufrimiento o aumentar el placer, por una persona que ha perdido el control sobre la cantidad, la frecuencia o la duración de su uso y cuya vida se ha vuelto progresivamente ingobernable como consecuencia de ello."

Ésta es una de las últimas adicciones en ser reconocidas como tal por La Organización Mundial de la Salud, y sobre la que pesan una serie de prejuicios, tanto entre la gente no especializada en el tema, como entre algunos profesionales de la salud física, mental y espiritual. Algunos médicos, psicólogos, psiquiatras, pastores y/o sacerdotes de iglesias suelen referirse a éstos desórdenes como hipersexualidad  para las manifestaciones más activas, frigidez a las de evitación de la sexualidad o simplemente viciosos o pecadores.

La frecuencia de uso no es lo que define a un adicto sino la ingobernabilidad de su vida respecto a la conducta sexual, que por lo demás es un regalo de la naturaleza a los seres humanos. A diferencia de las personas "normales" que utilizan el amor y el sexo para satisfacer necesidades normales, el que cae en la adicción al sexo  hace uso de actividades sexuales incluso de alto riesgo con el afán de disminuir el sufrimiento que produce los problemas en otras áreas de la vida.

La diferencia entre los adictos al sexo y los seres humanos “normales” radica en que han  perdido el control y no saben cómo parar. Incluso llegan a sacrificar la intimidad y la autenticidad emocional en las relaciones con los demás y mientras la soledad y la ansiedad aumentan. La pérdida de control sobre las actividades sexuales produce consecuencias cada vez más serias.
Un adicto al sexo reconoce - Sacrificamos familia, nuestros propios valores, amigos, dinero, trabajo, paz y amor por un paliativo al igual que lo haría un alcohólico con el trago o un adicto a las drogas. Estamos fuera de control, pero ni las consecuencias como la baja autoestima, pérdida de interés en asuntos no sexuales, las dificultades en el trabajo, la pérdida de relaciones, el arresto, el irrespeto, el  que nuestra familia se entere, el  encarcelamiento, la desesperación,  el adquirir enfermedades  de transmisión sexual y una posible muerte... no nos detienen. 

Dicen que el fin último de todo adicto es una “muerte física” porque es suceptible de contraer infecciones de transmisión sexual, además una muerte moral, porque llega a violaciones, pagar por sexo a mujeres que han sido llevadas a la prostitución por el mecanismo de trata de personas, a conseguir placer transmitiendo infecciones de transmisión sexual,  a sentir placer haciendo daño a otro ser humano, al ser irresponsables en cuanto al reconocimiento de paternidad, porque causan que varias mujeres tengan que realizarse un aborto ( Que es prácticamente un asesinato). El adicto al sexo mata, y se mata a si mismo porque poco a poco va muriendo espiritualmente. Y para reafirmar su adicción atraera amistades que la practiquen o que le justifiquen, incluso le separen de sus valores morales, espirituales y culturales.
 
Una caracteristica importante del adicto al sexo es que lleva una doble vida. Su parte adictiva es su lado oculto. No lo saben sus familiares, buenos amigos o en su trabajo. El adicto al sexo es una persona moralmente ejemplar ante su familia y entorno cercano, mientras que en su vida oculta para a ser totalmente lo contrario.

La adicción al sexo incluye una gran variedad de prácticas.  Algunas veces el adicto tiene problemas con una sola conducta indeseable, algunas veces varias.  La anorexia sexual (evitar la sexualidad de una manera compulsiva), la masturbación compulsiva, las relaciones con múltiples parejas,  encuentros con personas desconocidas (sexo anónimo), la pornografía, prostitución, líneas eróticas, cibersexo, la lujuria incontrolabl,  las llamadas con lenguaje fuerte, los tocamientos inapropiados en sitios públicos (frouterismo), el vouyerismo, el exhibicionismo, el sadomasoquismo,  el abuso a menores, el  incesto y , la transmisión de infecciones sexuales a sabiendas de que las tienen, haber cometido actos considerados perversos, la violación pueden ser manifestaciones de esta enfermedad.
La psicóloga norteamericana Ann Wilson[2] la describe como “un viaje”. Sin embargo es un viaje que nos lleva al interior de la ceguera, que nos separa de la realidad y nos conduce directo a la muerte.

La Adicción al es todavía un tabú, porque para muchos  esto les parece cuestión de broma y risa sobre todo porque la promiscuidad excesiva es alabada en los hombres, y  aceptada en una sociedad machista, sea el adicto gay o heterosexual.

La esencia de toda adicción es la experiencia de impotencia del adicto ante el comportamiento sexual compulsivo, resultando que su vida se vuelva ingobernable. El adicto esta fuera de control y experimenta gran vergüenza, dolor, y aborrecimiento de sí mismo. El adicto puede desear de actuar compulsivamente, haciendo promesas y muchos intentos por detenerse, aun así vuelve fallar en su intento. La ingobernabilidad en la vida del adicto  puede verse en las consecuencias que sufre:  Baja autoestima, pérdida de interés en asuntos no sexuales, dificultades en el trabajo, problemas financieros, pérdida de relaciones, arresto, problemas legales, encarcelamiento, desesperación, enfermedades, infecciones de transmisión sexual y muerte.


La preocupación sexual consume grandes cantidades de energía. Conforme a esto aumenta para el adicto al sexo, se establece un patrón de conducta (o ritual), el cual usualmente lo lleva a actuar compulsivamente (para algunos esto es coquetear, mirar pornografía,  relaciones promiscuas o manejar por un parque). Cuando el comportamiento sexual compulsivo sucede, se presenta una negación de los sentimientos, normalmente seguida por desesperación y vergüenza o un sentimiento de desesperanza y confusión.